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El Gobierno sabe desde hace tiempo lo que va a hacer y lo está ocultando a los españoles.
En la entrevista del pasado lunes, en TVE, Mariano Rajoy volvió a negar
a los españoles las explicaciones pertinentes a sus acciones políticas.
Sabe que el rescate es inevitable, un rescate a los bancos poniendo como avalista al Estado y a los españoles como ha exigido Alemania.
Y las condiciones van a ser terribles, aun peores que las actuales.
Toda la riqueza nacional va a ser puesta al servicio del pago de una
deuda privada que ha sido nacionalizada, es decir, vamos a socializar
las pérdidas de los bancos. Los especuladores se llevaron los beneficios
de la burbuja y, ahora, no quieren aceptar que sus apuestas fueron
equivocadas.
Esta es la inexistente justicia neoliberal. Los ciudadanos quiebran, son desahuciados, pierden sus casas y sus ahorros, quedan desempleados, etc. Para ellos no hay nada.
Para los bancos hay miles de millones del BCE y un rescate indecente
con dinero público. Los desahuciados ciudadanos – millones de ellos sin
posibilidad de acceder a una vivienda – ven como el Estado va a comprar
las viviendas devaluadas (activos tóxicos) de los bancos a un precio
superior al de mercado. Nuevo regalo de dinero público a los muy
ricos. Los bancos no pueden caer porque sus quiebras arruinarían a
muchos multimillonarios. Hemos entregado la soberanía y el patrimonio
nacional a los especuladores franceses y alemanes (no sólo los tenemos
en España). El rescate europeo a los bancos – que no a España – asciende en principio a 100.000 millones, prácticamente, la misma cantidad que los recortes sociales. Réquiem por España…
Para mayor escarnio, Mariano Rajoy ha tardado en desdecirse de sus palabras dos días y lo ha hecho, como no, en el extranjero:“Según
parece, al final tendremos que presentar la petición (de rescate), pero
antes debemos escuchar a todas las partes implicadas”.
Lamentablemente, la pregunta que no supo, no pudo o no quiso contestar a
los periodistas españoles en TVE, lo hizo en declaraciones a sus
colegas finlandeses. Por si fuera poco, Luís de Guindos se encargó de
allanar el camino del rescate diciendo, ayer, en el Parlamento que: “Si
no se consigue en los próximos trimestres una modificación de la
situación de los últimos cinco años será imposible que se sigan
manteniendo las prestaciones sociales”.
Sin embargo,el ministro maniobra torticeramente, sabe que la
situación económica no va a mejorar en los próximos trimestres. Todo lo
contrario. Con los nuevos recortes que se avecinan, España se hundirá en
una depresión aun más grave. Sin la necesaria inversión pública, la
economía no podrá crecer ni crear empleo. El único objetivo de esta
frase, que esconde una actitud ventajista e hipócrita, es justificar una decisión, atemorizando una vez más a los ciudadanos, que ya ha sido tomada por el Gobierno hace tiempo: La destrucción de los servicios sociales y su entrega a la iniciativa privada de la que él viene y forma parte.
A nadie debiera extrañarle las medidas ideológicas que se están tomando,
es cierto, que Mariano Rajoy mintió descaradamente en la campaña
electoral, mostrando un total desprecio por los procedimientos
democráticos, igual que hace ahora al no rendir cuentas de sus acciones a
los españoles. Pero es, también, cierto que si se hace un análisis
sosegado y pormenorizado de las políticas llevadas a cabo por el PP en
las Comunidades Autónomas que gobernaba entonces, a nadie debe
extrañarle que el actual partido de Gobierno esté llevando a cabo el
desmantelamiento de los servicios públicos y su privatización. Son las
mismas políticas que venían realizando estos Gobiernos. Ejemplos,
palmarios, de ellos son Castilla La-Mancha, Valencia y Madrid. Políticas, por lo demás, que el PP preconiza desde siempre. Son sus señas de identidad.
Hay alternativas a estas políticas que nos hunden en la Depresión.
Hay dinero y el Gobierno lo sabe. Sin ir más lejos ha amnistiado a sus
poseedores. Los mismos que no pagan impuestos y evaden miles de
millones. Por tanto, el objetivo de nuestros líderes es ideológico. Se quieren privatizar los servicios públicos y ponerlos en manos de fondos de inversión y empresas privadas
en las que nuestros dirigentes tienen o tendrán enormes intereses
personales. Asimismo, no hay intención en reducir el paro porque es
positivo para las grandes empresas e inversores extranjeros tener una
mano de obra barata, sin derechos y aterrada por la situación social que
les rodea. El desinterés es claro si nos fijamos como el presupuesto en Políticas Activas de Empleo ha caído un 21,3% y para formación un 34,3%, mientras, el presupuesto en armamento ha subido un 28% con la finalidad de pagar a los acreedores extranjeros.
En definitiva, se está invitando a los españoles a emigrar a otros
países – deben aprender inglés, alemán o irse a Londres a trabajar de
camareros – y se están recortando las ayudas en educación infantil, a
los mayores y a los dependientes con el único objetivo de que la mujer
vuelva completamente al hogar. De esta manera, la mujer será en las familias menos pudientes el sustitutivo del Estado de bienestar
saqueado por constructores y financieros, sobrecargándola de nuevo de
trabajo. Con la mujer en casa y la mano de obra sobrante emigrada
enviando remesas de divisas a sus familias se intenta de este modo
paliar la situación social. ¿Política nueva? No, es la misma utilizada en los años más prósperos de la Dictadura.
Artículo realizado por Emilio José (Lavozdebida).
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