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“Buenas tardes, señor Adelson,
tenemos un proyecto que seguro le interesará. No se preocupe por las
trabas legales, de eso llevamos ya un tiempo encargándonos nosotros
junto a unos cuantos amigos del Partido Popular.”
Situémonos: 2007, la burbuja
inmobiliaria en su cénit, proyectos de macrocasinos por toda España
y una familia de empresarios de Alcorcón visitando EEUU. Tienen
varios miles de metros cuadrados de suelo, la idea de construir una
ciudad del juego y una recalificación que acredita sus terrenos como
edificables. Todo encaja; y lo suyo les ha costado.
Esperanza Aguirre ha prácticamente
confirmado hace unos días que Eurovegas se erigirá en Alcorcón,
como al parecer desea Sheldon Adelson. Este anuncio no es más que la
culminación de una batalla empresarial, política y legal por
conseguir los mayores beneficios posibles que lleva años librándose.
La zona donde más probablemente se
edificará “Europa Vegas”, marca que ya ha sido registrada en
Europa por Las Vegas Sands, lleva desde 1999, año en que el PP llegó a la alcaldía con Pablo Zúñiga a la cabeza, envuelta en
recalificaciones, proyectos fallidos y conflictos legales. En primera
instancia se proyectó la construcción de 33.000 viviendas en el
llamado Ensanche Norte de Alcorcón. Para la recalificación de los
terrenos el ayuntamiento se sirvió de Leopoldo Arnáiz, arquitecto
al que recurren la mayoría de municipios madrileños gobernados por
el PP, y que no dudó en negociar de forma privada con pequeños
propietarios para comprar suelo a precio de zona rural y venderlo
como urbanizable. Negocio redondo que le costó a Arnáiz una
querella en 2003 (que aún no se ha resuelto) y al alcalde su puesto
en las elecciones de ese mismo año. Con el nuevo gobierno local de
PSOE e IU se denuncian los hechos a la fiscalía y se paraliza el
proyecto, pero los propietarios, de los que más adelante hablaremos,
se agruparon y recurrieron la decisión. Finalmente, y tras algún
desacuerdo con la Comunidad de Madrid, se aprobó una recalificación
que incorporaba más viviendas protegidas y que en última instancia
sirvió para que el suelo de propiedad municipal pasase a manos
privadas antes del gran pelotazo inmobiliario que se les venía
encima.
Según informó ATTAC, a parte de 30
familias que poseen pequeñas parcelas, el suelo que Sheldon Adelson
codicia para su desproporcionado complejo está en manos de las
inmobiliarias Tabuenca, Realia y Metrovacesa, que suman a la ya
citada familia González, los dueños de la inmobiliaria Ros y Falcón
y Juan Benigno Alonso Alarcón, imputado este último en el mismo
caso de corrupción urbanística que el ex-alcalde popular Pablo
Zúñiga y el arquitecto Leopoldo Arnáiz; al parecer, Arnáiz
recibió unos 300.000€ de empresas y sociedades dirigidas por Juan
Benigno Alonso. El mundo de la corrupción es un pañuelo y al final
todo queda entre amigos.
Uno de los
anteriores propietarios es especialmente destacable de cara a
entender la gran estafa que supone Eurovegas antes incluso de que
coloquen la primera piedra: Metrovacesa. Precisamente Metrovacesa
compró a Leopoldo Arnáiz, el arquitecto del PP imputado, terrenos
en la zona de Alcorcón candidata a albergar Eurovegas. La
inmobiliaria, que llegó a situarse a la cabeza del sector y cuya
propia burbuja le explotó en la cara, está desde 2009 controlada en
un 95'6% por seis bancos acreedores: Santander, Banesto, BFA
(Bankia), Sabadell y Popular. Esta situación se dió tras la
imposibilidad de refinanciar la ingente deuda que acumuló durante
los últimos años del boom inmobiliario, en los cuales tuvieron
lugar fuertes luchas internas por el poder. En la primera de ellas,
en 2003, varios empresarios italianos representados por Alejandro
Agag, yerno de Aznar, intentaron hacerse con el poder de la compañía,
pero el entonces presidente lo evitó con ayuda de su mano derecha
Ignacio López del Hierro, actual marido de Mª Dolores de Cospedal.
Después, en 2005 el ahora marido de Cospedal fue multado por la
Comisión Nacional del Mercado de Valores por falsear la demanda y el
precio de las acciones de Metrovacesa. En 2007 tendría lugar otra
lucha interna en la que el todavía presidente contó con el apoyo de
Juan Bautista Soler (ex-presidente del Valencia C.F. durante la época
dorada de Camps y Barberá, responsable de uno de los mayores pufos
urbanísticos de la Comunidad Valenciana como es el nuevo estadio de
Mestalla e investigado en el caso Nóos por los contratos que efectuó
con la fundación de Urdangarín).
López del
Hierro dejaría Metrovacesa en 2007, tras repartirse con otros dos
directivos 5'25 millones de € en concepto de indemnización, para
recaer en Caja Castilla-La Mancha donde Cospedal, por entonces su
novia, no dudó en colocarle en el consejo de administración de la
Corporación Industrial.
Actualmente
Metrovacesa ha despedido a más de la mitad de su plantilla y está
dirigida con mano de hierro por Vitalino Nafría, un histórico del
BBVA a quien la austeridad no impide usar un Mercedes de un cuarto de
millón de euros y que, al dictado de los bancos acreedores, se ha
asegurado de fulminar toda voz discordante o incómoda. El consejero
delegado que acompaña a Nafría, Eduardo Paraja, merece aún más
atención ya que muchos son quienes le acusan de impulsar contratos
fraudulentos entre la inmobiliaria y algunas de sus anteriores
empresas. Prosegur, empresa en la que ha trabajado Paraja casi toda
su vida, consiguió poco después de su marcha a Metrovacesa un
contrato con esta que, además, iba acompañado de un 13% de
descuento que la inmobiliaria nunca redujo a sus clientes, estafa de
la que se han hecho eco varios medios y sindicatos. Quienes
insinuaron disconformidad fueron despedidos de la empresa, al igual
que ocurrió con quienes se quejaron por el despido, indemnización y
posterior contratación en Dutilh (despacho de abogados del cual
Paraja era accionista) de varios abogados de la empresa. Como apunta
Nacho Cardero en El Confidencial, “Era de locos. Les
echaban, les indemnizaban y después les volvían a contratar
indirectamente con la fusión”. Dados
los precedentes de sus directivos, sería buena idea permanecer
atentos a las empresas con las que Metrovacesa suscriba contratos
durante la construcción de Eurovegas. Muy curioso sería que la
encargada de la seguridad fuese Prosegur, o que Vialegis y Dutilh
llevase los asuntos legales, o que los asuntos logísticos fuesen
asignados a Service Point, otra empresa donde participó
Paraja.
Metrovacesa
registró en el primer semestre de 2012 una pérdida neta de 151'3
millones de €, con un descenso en los ingresos del 18'7%. Sin
embargo, con la especulación sobre la situación final de Eurovegas,
las acciones de la compañía han subido en Bolsa un 266% desde
junio. En los últimos días, confirmado su emplazamiento en Madrid y
anunciada la “intuición” de Esperanza Aguirre de que Alcorcón
sería el lugar elegido, la subida ha sido del 136% tan solo en cinco
sesiones. Fruto de esta locura bursátil, los bancos
acreedores han ganado 560 millones de euros en apenas 4 días.
Con esta subida en Bolsa, probablemente
se lucrarán también Eduardo Paraja y los ocho ejecutivos que este
designase cuando él mismo diseñó y aprobó un plan de retribución
variable de 13 millones de euros pagadero precisamente en 2012. Pese
a que más de la mitad de los trabajadores ya no están, este repunte
de las acciones supondrá a los directivos unos cuantos millones en
bonus.
Y todas estas ganancias se producen sin
que de momento se haya empezado la construcción. Es más: se
producen sin que siquiera esté permitido iniciar la construcción.
Hace unos meses el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dio la
razón a Ecologistas en Acción, que había presentado un recurso al
plan de urbanización. Quedaría así paralizado todo el proyecto, a
la espera de que el terreno que ha quedado como suelo rural sea
declarado de nuevo urbanizable. Sin embargo, escuchando a Esperanza
Aguirre lanzar intuiciones, parece claro que se apelará al interés
regional, amparándose así en las modificaciones de la Ley del Suelo
9/2001 de la Comunidad de Madrid que Aguirre lleva algunos años
realizando. Así, bastaría con declarar el proyecto como de interés
regional para saltarse la mayoría de los obstáculos legales. Todo
queda en manos del gobierno de Aguirre; lo sabe Adelson y lo saben
los propietarios.
¿Nadie recuerda ya lo que pasaba con el Monorail de los Simpson? Pues eso. |
Pocos parecen recordar ya que la
situación en que nos encontramos es fruto principalmente de una
burbuja inmobiliaria como la que de nuevo se afanan en inflar. O, de
hecho, parecen recordarlo los menos indicados.
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