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Cada día nos desayunamos o almorzamos con un nuevo recorte en la
sanidad. Y cada vez son más agresivos. Y más letales. El proceso que
siguen en el PP para hacer que nos traguemos más suavemente la píldora
empieza por lanzar un globo sonda, como el de hace un par de días sobre
el REpago de las mamografías. Luego se echa humo con prestaciones de
otro tipo, a poder ser que tengan algo que ver con la estética para que
el conjunto pierda el carácter de recorte severo: por ejemplo, la
eliminación de los pliegues después del tratamiento quirúrgico a las
personas muy obesas que han perdido peso en poco tiempo… O
insinuaciones más insidiosas sobre que no se destinen fondos públicos a
financiar los problemas de fertilidad (poniendo casi siempre la raíz
del problema en la mujer, cuando cada vez es menos el caso). Lo
importante es hacer una buena mezcla, levantar mucho polvo, para
disimular lo fundamental: que las mujeres son de nuevo las víctimas
propiciatorias de los hachazos sobre la sanidad. Ahora, amenazadas con
perder el derecho a mamografías a no ser que REpaguen. ¡En cuantas casas
con dificultades económicas incluso para poder comer, se podrá destinar
dinero para una prevención tan necesaria que puede salvarlas de un
cáncer de mama!
.
Soraya Sáenz de Santamaría pidió ayer que no se
especulara sobre este tema “tan sensible para las mujeres”, aunque
admitió que se está revisando la cartera de servicios sanitarios y que
“una comisión de expertos” (¡ay, dios!) y las Comunidades Autónomas
“trabajan” en el tema…. Con lo que vienen recomendando hasta la fecha
los “expertos” de la FAES y las JONS, y la mayoría de consejeros de
Salud de las Comunidades (en lugar destacado,el de Catalunya) ya nos
podemos ir preparando.
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El hecho demostrado con las medidas que han tomado desde su entrada
en el gobierno, es que al PP parece importarle muy poco la gente con
pocos ingresos. Y están legislando y gobernando contra las mujeres
(sólo hay que oír las declaraciones de Gallardón sobre las “verdaderas”
mujeres, la “violencia” y el derecho al aborto). El gobierno del PP
tiene que disimular, además, que considera la prevención de las
enfermedades para las personas que no puedan pagarse el derecho a la
sanidad, poco más que un gasto inútil (precisamente porque ahorra muchos
gastos posteriores a la sanidad). Pero lo más importante, y que no se
tiene en cuenta, es que la prevención, ahorra muchos sufrimientos y salva vidas.
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Si todo sigue por este camino -con el sesgo de clase y género de los hachazos sobre la sanidad-
es de temer que para dentro de poco empiecen también los rumores sore
REpago en la prueba del Papanicolau, el test que permite la detección
del cáncer de cérvix o cuello uterino, y que deberían hacerse de forma
rutinaria todas las mujeres, aunque se las haya vacunado – con grandes
costos y dudosos resultados sobre su eficacia- contra el VPH (virus del
Papiloma Humano).
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Son tantas las mujeres a las que ha podido detectarse a tiempo un
tumor maligno con estas medidas básicas de prevención que tenemos todos
los motivos del mundo para llenar plazas y avenidas en contra de estos
recortes (que además de injustos, son discriminatorios). Sería necesaria
una protesta alzada y contundente de toda la sociedad, con las mujeres
en vanguardia: sufren y compensan las tensiones sociales de los recortes
a costa de su tiempo y su salud, y somos también las primeras
afectadas en los recortes a la dependencia (que exigirá más trabajo y
más entrega en los cuidados), y a la ayuda por hijo (poniendo mayores
dificultades a la vida laboral de muchas mujeres…)
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Este Gobierno del PP prefiere la industria de la muerte a la salud y la vida.
Por eso, mientras anuncian el REpago en rehabilitación (en estos
momentos, donde yo vivo, si te llegan a “apuntar” en la lista de espera,
te advierten que el plazo es de dos años) conceden un crédito
extraordinario de 1.782 millones de euros al Ministerio de Defensa para
pagar las deudas con las empresas de armamento. De algo tendrá que
servir que el ministro de Defensa, Pedro Morenés, fuera hasta tiempos muy recientes un alto ejecutivo de empresas de fabricación de armamento. Y no es para nada inocente que Artur Mas, que pasa de Adelson a Bañuelos (del fuego a las brasas) en sus propuestas de un futuro nada saludable para Catalunya, escogiera a Boi Ruiz
como “conseller de salut” . Boi Ruiz procedía de la presidencia de la
Unió Catalana d’Hospitals (La Unió), la patronal sanitaria más antigua e
importante de Catalunya, formada por unas 100 entidades deseosas de
hacer negocio a costa de la sanidad pública.
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