Llegit a la web HABLANDO REPÚBLICA
Javier Couso |
Continúa inexorable
el paso del tiempo que nos conduce a esa implosión europea de la que
hablaba el Presidente venezolano Hugo Chávez. Implosión que en
nuestro caso será explosión y nos estallará en la cara.
Como
si de una función de teatro se tratase, vamos representando los
actos que vemos como espectadores en Grecia y que pronto nos
convertirán en protagonistas de nuestra propia miseria.
Las
elecciones autonómicas en Galicia y Euskadi dan algunas claves de
las que conviene sacar conclusiones, sobre todo para quienes creemos
que es posible armar espacios colectivos de resistencia que confluyan
en un proyecto a la ofensiva. Hoy ni siquiera podemos jugar a la
defensiva, nos ganan por goleada.
Lo
primero que salta a la vista es la consolidación de una tendencia
sostenida en el descenso del bipartidismo, mitigada por una injusta
ley electoral hecha a la medida de los dos grandes partidos. Pero los
fríos datos no mienten y si sumamos, el PP y el PSOE pierden en
estas dos elecciones 485.537 votos.
Como
en el escenario heleno, el PSOE va siguiendo fielmente la estela del
PASOK en una debacle de descrédito que aumenta día a día. Ni más
ni menos que 334.802 votos que restar al partido social-liberal en
las elecciones vascas y gallegas.
Junto
a esta disminución del apoyo al bipartidismo se va observando que
solo la unión en coaliciones amplias da resultados. Una clara
muestra es el ejemplo de EH-Bildu en los comicios vascos, aunque con
un componente específico en relación al conflicto nacional y
al futuro que se abre tras el cese de la actividad de ETA.
En
cuanto a la izquierda federalista, y sin dejar el escenario vasco,
vemos como la pérdida de representación parlamentaria es
consustancial a la división interna y a la confusión de varias
voces de una misma organización defendiendo dos proyectos
diferentes.
El
caso gallego nos trae el sabor agridulce de la jornada. Por un lado
asistimos a una revalidación de la mayoría absoluta del PP por mor
de la trampa electoral (perdiendo 134.494 votos los populares ganan 3
escaños) que será utilizada desde La Moncloa como aval para
continuar en la destructiva senda de la carrera antisocial de
recortes y por otro lado a la irrupción de una izquierda plural y
anticapitalista que trae un poco de aire fresco al panorama de
derrota continuada.
La
Alternativa Galega de Esquerda (AGE), unión de cuatro partidos,
supone una apuesta exitosa que marca el camino a seguir al aunar en
su seno cuestiones medulares que son la base misma de su espectacular
entrada en el escenario gallego.
La
suma de un lenguaje sin complejos, su pluralidad y un carismático
liderazgo histórico como argamasa, han conseguido aglutinar e
ilusionar para obtener 200.000 sufragios que se traducen en 9
escaños. AGE irrumpe en el Parlamento Gallego a pesar del descrédito
generalizado que se evidencia en una abstención que crece imparable,
alcanzando un 36,2% en Galicia.
Este
elevado nivel de abstencionismo, con motivos reales para la
desafección, es alentado por un antipoliticismo que, en el fondo,
busca blindar el sistema, sea con el bipartidismo, sea con futuros
gobiernos de expertos, convirtiéndose en definitiva en uno de los
lastres que impiden el avance de alternativas reales a este
capitalismo neoliberal.
En
la transformación de la sociedad solo existen dos caminos: la
consecución de gobiernos por medio de votos arropados por una
mayoría social o la quiebra del sistema por un enfrentamiento activo
y organizado, casi siempre a través de la violencia.
No
sé realmente como quieren cambiar este sistema los abstencionistas,
si su motivación es el hartazgo o la protesta activa pero, aunque
veo algunas posiciones que buscan el desbordamiento social en la
calle, son absolutamente minoritarias y, más que poner en jaque al
sistema, refuerzan por contraposición limitada al sector de orden
del poder.
Si
algo hemos aprendido últimamente de América Latina es la
posibilidad de llegar a tomar las riendas del país y poner freno a
la dictadura financiera. Ellas y ellos pasaron antes por la hecatombe
social de ser gobernados por políticos al servicio del FMI y el
Banco Mundial, lo mismo que empezamos a vivir aquí.
Por
este motivo hay que pararse y meditar sobre la AGE gallega para
extender e imitar su ejemplo en base a las premisas señaladas:
liderazgos atractivos, creíbles y aglutinadores, unidad generosa en
la diversidad, oposición frontal a la deuda y al déficit
neoliberal, lenguaje claro y sin complejos, proyecto alternativo de
país que no aspire a ser la muleta de un PSOE social-liberal.
El
escenario
vacío está esperando que comience la obra de la transformación social.
Hace falta cambiar el guión e impulsar a los grandes
intérpretes del pueblo.
0 comentarios:
Publicar un comentario