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SÍNDROME DE CULPABILIDAD
Mientras no se demuestre lo contrario, los Gobiernos salen de las urnas
Han sido los anglosajones bajo el epígrafe “victim blaming”, que literalmente quiere decir que hay que culpar a la víctima de su propia tragedia, quienes primero nos advirtieron, pero como ocurre siempre con estas cosas, no hicimos caso.
No voy a descubrir nada nuevo si digo que “culpar a la víctima” es
una de las características que más y mejor definen el fascismo. La
pusieron en práctica en los campos de exterminio y, en una parte de los
recluidos, tomó cuerpo. Ahora, con los castigos que nos imponen, en
forma de recortes en calidad de vida y libertades, para pagar su deuda a
sus bancos, hacen lo mismo. Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades, nos dicen, y una gran parte de nosotr@s, lo creemos.
Ha calado, y de una manera verdaderamente preocupante, la idea de que
todos los males que nos acechan es por culpa nuestra, y mientras no nos
desembaracemos de ese sentimiento de culpabilidad la lucha está
perdida.
Y, sin embargo, sí que hay algo de cierto en esto de que somos culpables de nuestra propia tragedia.
Tragedia que es como una versión del Síndrome de Estocolmo, donde
nosotr@s, aceptando de buen grado el castigo, pagamos sonrientes y
amablemente el rescate a los captores.
Sí, creo que somos culpables de nuestras desgracias, en tanto y
cuanto somos los responsables de que gobierne quien nos gobierna. Bueno lo de gobernar es un decir, una manera de hablar, figurar, figura Rajoy, otra cosa es que quien manda son los de siempre, es decir, los banqueros.
Y aún reconociendo que el modelo de elección, la Ley Electoral, está
corrompido y diseñado para que ganen los partidos que defienden al
Sistema, es decir la Alternancia “Socioneoliberal” representada por los
partidos conservadores y socialdemócratas, con la inestimable ayuda de
los partidos periféricos (también de cultura y trayectoria
Socioneoliberal), aún reconociendo esta trampa seudodemocrática, y
mientras no se demuestre pucherazo electoral, gobierna quien los
votantes quieren. Aquí voy a hacer un apunte un tanto curioso: gobierna
quien los votantes quieren y lo hace con la complicidad un tanto extraña
de quienes, declarándose antisistema, se abstienen. Y digo extraña
complicidad porque conociendo, como conocen, que su abstención
favorece, por la simple caída del peso de la lógica numérica, a los
partidos contra los que dicen quieren luchar, aún así, se abstienen.
Somos culpables de sustentar, con nuestra apatía en muchos casos, y
nuestra estupidez en otros muchos, todo lo que nos sucede. Acabamos de
saber que los Presupuestos Generales del Estado para 2013 inciden, de
manera un tanto draconiana, en más y enormes sacrificios y recortes.
También hemos visto como el día de la “presentación en sociedad” de
dichos recortes, robos habría que llamarlos, los tres ministros sin
vergüenza que allí estaban sonreían ampliamente, como quien lo hace con
la convicción del deber cumplido.
Culpables de permitir, con nuestra apatía y estupidez, que la
política fiscal, aprobada por quienes ganan en las urnas, sea regresiva
(en vez de progresiva) y que por tanto, y como viene sucediendo desde
hace muchos años, beneficie a las rentas del capital y a las rentas
superiores a costa de las rentas del trabajo.
Culpables de mirar para otro lado mientras algunos advertíamos que
nos estaban imponiendo un modelo de desarrollo sustentado en el
agravamiento de las desigualdades. Culpables de no entender, o de no
querer entender, aquello que Martín Niemöller dijo: primero vinieron a
por…, pero como yo no lo era no hice nada para evitarlo.
Culpables de no sentir ya ni nauseas cuando un exministro, Eduardo
Serra para más señas, se despacha con esta frase: la prioridad de un
Estado es la Defensa, por encima de Educación y Sanidad.
Sí, lo mismo tienen razón cuando nos dicen que la culpa es nuestra.
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