Rosa María Artal |
Imaginemos un país donde se “vende” un Banco, el de Valencia, -hundido
por el putrefacto PP de esa comunidad durante su larga hegemonía- por
un euro. El agraciado es CaixaBank. Y se han ido por el sumidero 5.500
millones de euros de nuestros impuestos que ya hemos pagado y seguiremos
pagando en calidad de vida. Imaginemos también un país en el que, 37
años después de su muerte, se rinde homenaje al dictador de cuatro
décadas, y ni el gobierno lo impide, ni cruje la sociedad de arriba
abajo. Ese mismo ejecutivo que amnistía por dos veces –enmendando la
plana a la justicia con empecinado tesón digno de otras causas- a unos
condenados por tortura. Del cuerpo de los Mossos de Escuadra. O en el
que un chico de 21 años, Alfonso Fernández Ortega, está detenido -sin
juicio- en la prisión de Soto desde el 14N, fecha de la huelga general,
bajo acusaciones poco claras.
Vamos a imaginar muchas más cosas, por ejemplo, que la OCDE nos
pronostique para 2013 el peor año de la crisis, con 6,2 millones de
parados, una deuda que dejó Zapatero en 68,5% del PIB y que va a llegar
al 97,6%. O que la economía retrocederá el triple de lo que ha manejado
el gobierno para elaborar los presupuestos. Más aún, que escuchemos
decir al presidente Rajoy: “ Confío en que la OCDE se equivoque”.
Y es que su gobierno debió de comprar la bola de cristal adivinatoria
en un comercio chino de los que tanto nos gustan ahora. Ya nos venden
por la tele las ganas que tienen los millonarios de ese país en venir a
residir a España y comprar su permiso de residencia. Por 160.000 euros,
viene de regalo con el piso adquirido.
Pero es el momento de contar con otra hipótesis: la oposición
política no hace otra cosa que participar en los juegos florales
parlamentarios y mediáticos oponiendo tímidas críticas. Alguna enmienda o
proyecto que barre la apisonadora del PP, como es sabido, pero que hace
quedar bien. Creen.
El PSOE sigue desmoronándose. Ya no le ha faltado más que la trama
corrupta que afecta a altos cargos del PSC. Perdió 8 diputados en las
elecciones catalanas y sus dirigentes -al igual que los nacionales- “se
felicitaron” por el trabajo realizado. Es que las encuestas decían que
serían peores los resultados. Grandioso. Es que esta nueva dirección
–estatal- “lleva solo 5 meses”. Renovada ella, con caras e ideas
sorprendentes y prometedoras, a ver si para 2.050 encuentran la senda
perdida y salen del agujero en el que entonces se encuentren. Y en el
que, visto lo visto, seguirán congratulándose de lo bien que lo están
haciendo.
Lo peor es que la ciudadanía es del palo “yo voto al que tenga
posibilidades de ganar”. Y solo ve dos caminos: PP y –todavía- PSOE. La
izquierda más real que la que hoy representan los socialistas, ha ganado
en Cataluña –si descontamos a ERC más local- 3 escaños que tampoco es
para tirar cohetes, por mucho que también “se feliciten” por los
resultados. Y aunque UPyD se dio allí un buen batacazo, su
ultranacionalismo español gusta en el resto del Estado un poco más.
Aunque sea de derechas o de izquierdas según convenga, o haya votado, de
la mano del PP, en contra de llevar a cabo un referéndum sobre los
recortes. El panorama así es idílico.
La sociedad no puede esperar más. Todo esto y mucho más es real,
aunque parezca increíble. Nos encontramos en una situación límite.
Achicando el agua que nos anega por todas partes. Con los profesionales
de la medicina –todos los sectores: médicos, enfermeras, celadores,
auxiliares, administrativos- fuertemente implicados en Madrid para que
no nos desmantelen la sanidad pública, hemos de asistir impertérritos a
las consignas del PP que insultan nuestra inteligencia diciendo que no
se privatiza nada. Ah, vaya, que eso se llama “Plan de externalización
de la gestión sanitaria” u “optimización de recursos”. Solo que se
entregan al capital riesgo -para comerciar con nuestra salud por
definición- 6 hospitales, un centenar de centros de atención primaria,
el Instituto de Cardiología y otros servicios. Todo muy rentable. Se ha abierto un negocio de 400 millones de euros ¿Quién lo desprecia? Y ya se sabe que si no obtienen los beneficios deseados, también la Comunidad echará una manita
para que se queden contentos. “Optimizan” sus bolsillos y los de
políticos y parientes implicados en esas empresas que es un gusto.
Algo más. Una pregunta clave, si le marean los datos. La medicina es
una vocación de servicio público que ha de brear con las no muy
agradables averías que arroja un cuerpo enfermo. Sus profesionales nos
están alertando de la gravedad de estas medidas ¿A quién hace Vd. más
caso? ¿A su médico o enfermera o… a los desprestigiados políticos?
Volvamos al principio. Hemos enterrado 5.500 millones de euros en un
solo banco. Y quedan muchos pufos que cubrir en el sector. Las políticas
neoliberales del PP están hundiendo la economía y nuestras vidas a
extremos inimaginables. Cada vez pagamos más impuestos por menos
servicios. Y nos “modulan” los derechos a diario. ¿Tanto le cuesta
deducir a un sector de la sociedad lo que ocurre? ¿Por qué estamos mucho
peor que hace un año? ¿Qué inventario ha añadido a todas las
“herencias” –propias y ajenas- la actual gestión del PP? ¿En qué se
justifican las mermas de sanidad, educación, cultura, ciencia,
transportes, servicios… viendo quién se lleva nuestro dinero? 5.500
millones un solo banco, repito. 37.000 entre todos los afectados… por el
momento. Los hospitales aún semiprivados ”rescatados” con dinero
público. Las autopistas. Lo que haga falta. Mientras, un hombre se ha
suicidado en Navarra porque le desahuciaban al deber… poco más de 4.000 euros de alquiler. ¿Las estafas continuas nos han “externalizado” el cerebro?
Atascado un sector mayoritario de la ciudadanía en mirar al
Parlamento que le representa, que eligió para que cuidara de sus
intereses, es hora de exigir a los políticos con dignidad y consciencia
que acaben con este sufrimiento. Váyanse si es preciso, hagan huelga
total, acudan a los Tribunales internacionales, no secunden más estos
atropellos con florituras verbales y ninguna acción efectiva. Evidencien
ante el mundo que no son cómplices de una acción de gobierno que
degrada nuestra vida, sin que tengamos culpa alguna, y ni figuraba en
los programas, ni se anunció -sino todo lo contrario- y nos sirven con
continuas mentiras. ¿No ven la desesperación de mucha gente? ¿El
atontamiento sumiso de otros? Aparquen el lirio y la hortensia ¡Y hagan
algo de una vez!
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